miércoles, noviembre 15, 2006

[...] marinero


Estoy caminando, mirando hacia ninguna parte. Y, de repente, te veo. Sentada en el autobús. Leyendo. No sé qué estás leyendo. Pero sé que estás allí, sentada. Y sé que yo estoy aquí, caminando. Y, en este preciso momento, me gustaría estar en otra parte. Me gustaría haber pagado un viaje de autobús (o no). Lo que quiero decir es que me gustaría poder interrumpirte. Me gustaría hacer que dejaras de leer. Me gustaría poder encontrar las palabras adecuadas. Porque nunca las encuentro.

Y entonces, nos miramos. Yo no sé qué decir. Tú no sabes por qué nunca digo nada. Y, en fin, nuestras conversaciones transcurren sin palabras. A veces, sólo a veces, hablamos. E, incluso, hemos llegado a darnos la mano. Nos hemos sonreído infinitas veces, y nos hemos contemplado. Y, en un roce, hemos llegado a comprender algo. Pequeño o grande, ese algo nos une.

AAAAAAAAAARRRRRGGGGGGGGG.*

*Por cortesía de una burbuja.

1 comentario:

Anónimo dijo...

io me pregunto ke leches hace pintada vuestra pagina en la pared del emilio prados jajaja