viernes, septiembre 01, 2006


El Gotelé

Gotelé. Misterioso gotelé. Esa extraña manera de pintar que convierte las paredes de tu casa en un potencial arma despellejadora. Un bonito relieve donde dejar la mierda cuando te apetezca rascarte los pies. Una bonita manera de rasparte la espalda, cuando te apoyas sin darte cuenta. Un recordatorio de lo que odiaba tu madre que te apoyaras en la pared.


Una vez conocí a un tipo muy curioso que lamía la piel muerta que la gente se dejaba en el gotelé de sus casas.
Aquel tipo se llamaba Micael, y tenía una nariz jodidamente grande, y una lengua aún más grande, afilada y persistente. Su truco, para poder pegarse esos festines de montones de piel muerta repellados en la pared, casi imperceptibles a nuestros ojos, era hacerse pasar por comprador de pisos. Buscaba pisos que ya hubieran sido habitados. A veces alquilaba pisos que ya habían sido alquilados, sólo para poder dedicarse con tranquilidad a su tarea. Él y yo nos conocíamos bien, yo por aquella época trabajaba en una inmobiliaria y, por supuesto, hacía las veces de cómplice. Aquella gente se hubiera horrorizado al saber de dónde provenía aquella luminosa limpieza que daba brillo a los colores mates. "¡Pero qué casa tan limpia!", exclamaban siempre los visitantes, admirados.

Micael era un gran tipo. Lástima que ya no esté entre nosotros... Hace un año y medio exactamente que murió. De lepra.


No hay comentarios: